Sus poemas surgen de la nada, son como las figuras que representan todo lo que en alguna medida nos es cotidiano, y el espíritu del poeta busca afanoso los versos que le llueven del cielo para deslizarse por su pluma y escribir lo que la vida y sus sentimientos le sugieren. Quiero dedicar este libro de poemas muy especialmente, a la persona que desde el día en que escribí mi primer poema siempre ha estado y está presente en mi nueva faceta de escritor de versos y constructor de poemas y relatos, gracias a ella mi vida dio un giro rotundo en mi devenir poético y artístico, esta persona se llama, María Covadonga y fue mi mujer.