Angelo Pereira lleva a sus últimas consecu en cias la máxima que dice todo niño es adoptado, y demuestra las frágiles estructuras imaginarias que se obstinan en reducir el proceso simbólico de la filiación a los lazos consanguíneos.
En un estilo que consigue capturar el placer de la lectura al mismo tiempo que pone negro en blanco y blanco en negro las dificultades cotidianas más inconfesables, este libro se ha convertido en un manual, no sólo para los padres solteros, sino para cualquier persona que quiera ser adoptada por la eterna novedad del mundo.