La amistad es lo único serio [...]. Es más sublime que el amor, porque el amor tiene bien solapada su dosis de egoísmo. Y los que dicen que la amistad también es factible con las mujeres, se equivocan, es puro cuento.
Un 13 de noviembre, al salir de una fiesta en la que se colaron, doce jóvenes universitarios, ni nerds ni bacanes, apenas cachimbos, enrumban hacia un bar frente al litoral limeño y allí, entre una cerveza y otra, sellan un pacto de amistad. Y cada año, en esa misma fecha, década tras década, ahora hombres, se reunirán para celebrarlo. ¿Puede pasar al olvido ese recorrido en común, ese amor, ese compromiso? Bernardo, historiador y no abogado a diferencia de todos los otros, es ahora su memorioso cronista.
En Resplandor de noviembre, su quinta novela, Abelardo Sánchez León relata la historia de una amistad que es, también, la de una época, con una ciudad que transita desde el centro hacia la periferia, cambiando su cartografía pero no su idiosincrasia; la de una familia, que transita desde la capital hacia otros países, quizás para evadir su ocaso; y la de una vida que busca, más allá del grupo, de la patota, de la collera, sus propias claves, transitando, con honestidad, nostalgia y franqueza, desde el pasado hacia el presente.