Así, veremos sus inicios modestos, cuando la orden de los Pobres Caballeros de Cristo fue fundado en Jerusalén en 1120; sabremos quienes fueron sus patrocinadores, y también sus detractores; examinaremos su día a día, sus vestimentas y su armamento; sabremos cómo combatían y en cuantos hechos de armas estuvieron; cuáles eran sus temores, sus orgullos y sus esperanzas; los veremos viajar y establecerse en tierras catalanas; contemplaremos cómo se extinguieron en unas jornadas épicas y a la vez trágicas; y, finalmente, examinaremos cuidadosamente los hechos que han llevado a hablar de una leyenda de los templarios.
En definitiva, seguiremos los templarios, iremos tras sus pasos, observando los mismos y observándolos para saber, no sólo quienes eran, sino también como eran.