Las condiciones del testamento eran muy claras: Tanya Winters y David Taylor debían vivir en la plantación durante un año o perderían la herencia.La plantación de Cotton Creek era el único hogar que había conocido Tanya. Había llegado allí a los diecisiete años después de haber perdido la memoria y se había enamorado del hijo de su benefactor, David. En un momento de locura adolescente, lo había besado y aún la atormentaba la humillación que había sentido después. Ahora David había regresado y quería lo que era legítimamente suyo... incluyendo a Tanya. El dormitorio se convirtió en un campo de batalla donde el placer era el premio máximo. Pero cuando Tanya recuperó la memoria, tuvo que tomar una dolorosa decisión: aceptar su verdadera e increíble identidad, o quedarse con David para siempre...