Argumento de Reina del Mal
Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y el dicho popular no puede ser más acertado si reparamos en la señora Presty: astuta, maquiavélica, sabia, conoce la forma de mover los hilos para que las cosas sucedan según sus deseos. Su afán de proteger a sus seres queridos, y su corazón en cierto modo generoso la conducen, sin embargo, a convertirse en la reina del mal: a causa de sus manejos, el engaño sustituye a la verdad y la virtud queda sometida a la mentira.
Curiosamente, los valores que Wilkie Collins defiende en este melodrama no se corresponden con los que afloran en el resto de su obra, tan sensible a los derechos de la mujer, entonces rechazados por una sociedad clasista y machista hasta el paroxismo. En "La reina del mal", Collins arremete contra la moderna institución del divorcio, y parece apoyar el sometimiento de una mujer ultrajada a un marido adúltero pero, eso sí, profundamente arrepentido.
Los tiempos, claro está, han cambiado, y el lector de hoy difícilmente considerará a la señora Presty como una verdadera Reina del Mal. Más bien entenderá sus decisiones, aunque éstas sean a veces poco edificantes.
"La reina del mal", como "Doble engaño" o "El secreto de Sarah" debe incluirse entre las obras de Collins pertenecientes al género melodramática. Maestro de la novela de intriga, Collins se acredita en estas obras como rey indiscutible del folletín.0