Segunda entrega de la trilogía «Refranes, canciones y restos de sangre».
«Jugar y perder ni es virtud ni es saber.»
Después del agónico final de su última peripecia tras volver al Cuerpo, Ramiro Sancho desaparece de la faz de la tierra para refugiarse en lo más profundo de su Hades. Los paraísos artificiales y los placeres de la carne más básicos parecen ser ahora los únicos estímulos a los que responde su cuerpo. En cuanto a su sentido de la ética, la depresión y el resto de ingredientes aledaños parecen haberlo fusilado por completo.
Sin embargo, mucha gente sigue el rastro del inspector pelirrojo con distintas intenciones... Y no hay huida que no deje huella de pisadas al correr.
César Pérez Gellida se adentra en los infiernos más profundos del personaje predilecto de su imaginario para merodear por los pasadizos de la incertidumbre y por los escombros de la miseria y comprobar que hay un límite en la carga de culpa que un hombre puede soportar.
«Le había costado mucho dejar de refugiarse en los recuerdos y mirar hacia delante coo para volver a excusarse en el pasado. Tampoco le atraía demasiado ningún futuro que implicara tener que pensar más allá del día siguiente.»