El presente estudio pretende sumarse a ella aproximadamente a una dimensión esencial de aquella España "discreta" como acertadamente se la ha calificado, la dimensión diplomática, a través de la gestión e influjo de uno de sus principales artífices, el extremeño José de Carvajal.
Seguir sus avatares nos obliga a valorar la importancia que estos hombres dieron al mantenimiento de la paz como condición necesaria para la prosperidad, de una paz en lo exterior íntimamente vinculada con un intenso reformismo interior y donde una sociedad más cosmopolita de lo que creíamos postula con vigor su identidad europea así como su vocación americanista.