Por su tendencia natural a elevarse, pienso que la meta última de la poesía es espiritual; creo que va más allá de lo meramente material y sentimental, y que tiende a ahondar en valores inmateriales.
De ahí que sueñe y se adentre con frecuencia en el mundo de las utopías, que son aspiraciones que brotan de lo más profundo de uno mismo, y que en el fondo buscan dar sentido y coherencia ética ?una forma de reivindicar la propia dignidad?, de practicar la bondad y dar armonía y autenticidad a la vida, a la propia existencia.