Esos útimos artículos, los segados, los que no pasaron la criba, atesoran la enorme virtud de iluminar a las claras qué tipo de criterios ideológicos imperan en la redacción del Diario y qué clase de mirada es la que decide qué deben y qué no deben leer y por tanto pensar los navarros. Componen, en su conjunto, toda una demostración de los valores que con respecto a la libertad de expresión, al nacionalismo navarro, al aborto, al confesionalismo y en general a todo aquello digno de ser abordado desde la moral y la política nutren el que sin duda sigue siendo el medio más influyente en nuestra Comunidad.
Todos los artículos, por lo demás, se redactaron con cierta intención de hondura. No hondura filosófica, pretensión que en absoluto procede para los textos reunidos aquí, sino más bien reflexiva: la propia de aquel que desea ir más allá del dato o la noticia, bucear por debajo de la superficie de los hechos e intentar hallar bajo la misma principios o pautas que puedan explicar el mundo y guiar la conducta. Una tarea que, lo sabemos, jamás acaba.