Argumento de Rawls y la Sociedad Liberal : el Proyecto de la Neutralidad Política
El autor de A Theory of Justice tiene una importancia decisiva en la filosofía política contemporánea. En primer lugar, devolvió a la teoría liberal el prestigio que no había disfrutado desde los tiempos de John Stuart Mill. Pero más allá de su contribución a una tradición teórica concreta, la publicación de su primer libro significó la recuperación de la filosofía política sustantiva, después de más de medio siglo sin que nadie recogiera el guante de los grandes teóricos políticos del pasado. Desde entonces, la obra de Rawls ha tenido una presencia decisiva en el debate sobre la moralidad política en las sociedades democracias modernas, bien como punto de partida para la renovación de las ideas liberales, bien como lugar de referencia para la rehabilitación de los planteamientos antiliberales. Este trabajo se sitúa deliberadamente bajo ese influjo, con la esperanza de poder contribuir, siquiera mínimamente, al primero de tales cometidos.
La clave que aquí se emplea para interpretar la obra completa de Rawls es el principio de la neutralidad de la sociedad política. La neutralidad política, entendida como equidad o igualdad de trato, es el núcleo de la teoría rawlsiana de la justicia, la cual nace con el propósito de superar los cálculos utilitaristas, respetando a las personas como agentes morales autónomos. Posteriormente, en Political Liberalism, Rawls aplica el principio de neutralidad a la filosofía política misma, con la renuncia expresa al valor de la autonomía como fundamento de los principios de la justicia neutral.
El presente libro pretende servir de introducción al pensamiento rawlsiano, con la exposición detallada de sus argumentos centrales. Al mismo tiempo, toma partido por el llamado liberalismo ético o comprehensivo que aparece en A Theory of Justice, respondiendo a los planteamientos comunitaristas y multiculturalistas con una réplica diferente a la que aparece en Political Liberalism y The Law of Peoples. La idea central de dicha réplica es que la neutralidad política no tiene, ni puede tener, un fundamento éticamente neutral.0