Cajal es el prototipo del científico español de finales del siglo XIX, forjado en un ambiente de escasa tradición investigadora y escaso apoyo institucional pero dotado de una ingente capacidad de trabajo y tesón. Considerado popularmente como un gran sabio, elevado en algún momento casi a la categoría de santo laico, intentó canalizar la repercusión pública de su trabajo científico y los premios internacionales para promover una mejora de las instituciones científicas españolas.