En el escenario, una mesa de madera y cuatro sillas. En ellas, Erri De Luca, el cantautor Gianmaria Testa y el clarinetista Gabriele Mirabassi. La última silla, vacía, es para Quijote, el invencible. Para él y para los demás invencibles va este homenaje: no para los que suben al escalón más alto del podio, los que siempre vencen, sino para los que siempre vencidos, batidos, derrotados, no cejan en su empeño de volver a ponerse en pie para batirse de nuevo.
Con la ayuda de poemas y canciones de Rafael Alberti, Bertolt Brecht, Ungaretti, Boris Vian, Nazim Hikmet o Izet Sarajlic, el escritor italiano Erri de Luca va repasando distintas figuras contemporáneas de invencibles los migrantes, los presos, los suicidas e hilando reflexiones sobre la poesía como herramienta de combate de las literaturas, sobre nuestra condición actual de espectadores o sobre alpinismo. Y entre medias, mucho humor.