La ironía, la cuasticidad y la cínica inocencia de Billy Wilder proporcionan material más que sobrado para presentar su figura y su obra a través de un chispeante entrecruzamiento de ocurrencias, chistes y episodios picantes y reveladores que traducen, mejor que un frío estudio académico, la variedad, complejidad y riqueza imaginativa que subyacen a la obra y a la personalidad de un realizador que, más allá de la solvencia artística, ha logrado para sus films una cualidad mágica y fascinadora.
En el libro, no sólo contemplamos el mítico vuelo de las faldas de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba, sino que, detrás de las cámaras, conocemos tanto las peripecias que culminaron en esa escena como sus imprevisibles consecuencias en el ámbito personal. Vivimos, con el autor y el propio Wilder, las exasperadas (y casi siempre cómicas) exhibiciones de paciencia e impaciencia de un director de cine enfrentado, junto a los problemas de la creatividad, a las testarudeces, debilidades, opiniones, peculiaridades o extravagancias de gigantes de la fama como la propia Marilyn, Humphrey Bogart, Shirley MacLaine, William Holden o Jack Lemmon.