Annamarie y Ellen tienen diez años, son amigas y viven en Copenhague durante la ocupación nazi. Sus vidas transcurren con una relativa y tensa normalidad a pesar de la presión militar y de las privaciones. Sin embargo, todo cambia radicalmente cuando comienza la persecución a los judíos. Ellen y sus padres forman una de las muchas familias judías que se ven obligadas a escapar para no ser descubiertas, pero, afortunadamente para ellos, no están solos en su desgraciada aventura...
Fragmento
«El soldado no le prestó atención. De repente, le cogió un mechón de cabello a Ellen. Ésta hizo una mueca de dolor.
El soldado se rió con desdén.
-Tiene una hija rubia durmiendo en la otra habitación. Y tiene esta hija rubia... -Señaló la cabeza de Annemarie-. ¿De dónde sacó a esta
otra con el cabello castaño? -Retorció el mechón de Ellen-. ¿De otro hombre? ¿Del lechero?
El señor Johansen se adelantó.
-No le hable a mi mujer de ese modo. Suelte a mi hija o informaré de su conducta.
-¿O quizá la sacó de algún otro lugar? -continuó el soldado con sarcasmo-. ¿De casa de los Rosen?
Por un momento nadie habló. Entonces Annemarie, invadida por el pánico, vio a su padre dirigirse precipitadamente a la pequeña librería y coger un libro. Annemarie reconoció el álbum de fotos familiar. Su padre pasó las páginas con rapidez, halló lo que buscaba y arrancó tres fotografías
de tres lugares diferentes. Se las mostró al soldado alemán, quien soltó
el mechón de Ellen.
-Son mis tres hijas, con el nombre respectivo escrito en cada fotografía -dijo el señor Johansen. Annemarie supo de inmediato qué fotografías eran. En el álbum guardaban muchas fotografías, fotografías borrosas de celebraciones en el colegio y de fiestas de cumpleaños. Pero también había tres fotografías que un fotógrafo les hizo a las chicas cuando eran pequeñas. La señora Johansen había escrito con su cuidada caligrafía el nombre de cada una en el borde inferior de las fotografías.
También comprendió por qué su padre las había arrancado del álbum para mostrárselas al soldado. En la parte inferior de cada página estaba escrita, además, la fecha de nacimiento de cada una. Y la verdadera Lise Johansen había nacido veintiún años antes.»
Ideas centrales
TEMAS
La Segunda Guerra Mundial: El fondo histórico domina este relato; concretamente, la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en esta novela se aborda un episodio de esta contienda desconocido para la mayoría: la postura de Dinamarca durante el enfrentamiento bélico y el valeroso comportamiento de su pueblo frente a la persecución a los judíos.
La crueldad: ¿Qué es lo que mueve a un ser humano a intentar doblegar a los demás, a un pueblo, a toda una raza... A la humanidad? Y lo que es más complicado: ¿cómo consigue ese ser humano convencer a sus seguidores para que colaboren en su campaña, aunque ello implique acabar con la vida de millones de personas?
La fuerza del ser humano: Resulta reconfortante pensar que a la crueldad humana se contraponen la bondad y la solidaridad. En la novela se constata cómo, en situaciones límite, las personas son capaces de poner en juego toda su fortaleza, todo su valor, de forma que, cuanta más presión se ejerce sobre ellas, más resistencia oponen a la injusticia, como si de una ley física se tratara.
VALORES
La libertad: es, sin duda, uno de los tesoros fundamentales del ser humano. Los judíos perdieron todo de la noche a la mañana: sus casas, sus trabajos, sus amigos, sus vidas... Alguien decidió que no tenían el mismo derecho que los demás a vivir, a decidir su futuro, a elegir su forma de vida y sus creencias...
La solidaridad: El valor de la solidaridad es el gran mensaje de esta novela, que, como todas las de su autora, se empeña en demostrar que los seres humanos, si trabajan juntos, conseguirán construir un porvenir mejor.
La valentía: En una situación tan difícil como la que se vivió en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, la solidaridad no habría sido posible si sobre el miedo no se hubiera impuesto la valentía.
La esperanza: Éste es un relato fundamentalmente esperanzador; el mensaje que transmite es optimista y positivo: los peores comportamientos humanos suelen verse contrarrestados y superados por otros que hablan de compromiso, solidaridad, afecto...
Transversalidad
¿Por qué leerlo?
¿Quién cuenta las estrellas? es una historia conmovedora; por momentos dolorosa y tensa, pero, fundamentalmente, esperanzadora. Su lectura no deja indiferente, pues recuerda una etapa triste y vergonzosa de la historia reciente, si bien lo hace destacando el mensaje positivo. Es un ejemplo de lo que su autora, Lois Lowry, quiere transmitir en todas sus novelas: la unión entre los seres humanos, la solidaridad, es lo único que puede hacer que el presente y, sobre todo, el futuro sean mejores.
Frente a la crueldad y la brutalidad de la guerra y la ocupación militar, personificadas en los soldados alemanes, se despierta lo mejor del ser humano: la cooperación, el amor, la valentía, la fuerza, el orgullo por aquello que lo merece... Ésos son los valores que mueven a los protagonistas de la novela y les hacen arriesgar sus vidas por salvar a quienes están en peligro. No obstante, lo más emocionante es pensar que éstos son también los sentimientos que llevaron a todo un pueblo, el de Dinamarca, a movilizarse para ayudar a sus vecinos judíos a escapar de la persecución nazi.
El hecho de que se trate de una narración basada en la propia historia, tal y como la autora declara en el epílogo, tiñe esta novela de un carácter especial, y la convierte en un texto cercano y mucho más emotivo. En ella existen momentos para la angustia, la pena, el dolor y la desesperanza, pues los hechos narrados son duros, si bien nunca alcanzan el dramatismo. Lo más descarnado de la tragedia sólo se intuye entre líneas.
En cualquier caso, en ¿ Quién cuenta las estrellas? se impone la esperanza, pues el lado positivo de las personas termina por ponerse de manifiesto, incluso en aquellos de los que no se espera: los soldados de la ocupación también son seres con sentimientos, como el personaje que se acuerda de su hijita al ver a Kirsti o el oficial alemán de alta graduación que comunica al Gobierno danés la intención de las autoridades nazis de perseguir a los judíos; G. E. Duckwitz, al que la autora considera un «hombre compasivo y valeroso», por salvar de este modo a miles de personas.
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