Argumento de Querido Sobrino. Cartas a Francisco Rabal
Si Luis Buñuel no hubiese existido no sabríamos que la transgresión no es sólo un deseo del carácter cultural, sino un estado real de la inteligencia perspicaz, una desestructuralización progresiva de la única y primera obra, la convulsión de una religión propia aceptada en una libertad moral fomentada por su imaginación, entre las tinieblas y la certeza; una memoria inquietante y apasionada del inconsciente, entre el sueño como metáfora y una realidad subconsciente, trallazos de su capacidad de provocar extrañamiento; denuncia contra la burguesía y espejo crítico de una sociedad aplastada, subterránea, que se nos descubre real, en el conjunto de una plasticidad sorprendente, de una poética cinematográfica, de una poesía. Este espíritu queda sobradamente recogido en este epistolario que Luis Buñuel dirije a Francisco Rabal, que escribió sobre él "Buñuel sigue vivo para mí. Hablo con él en sueños y me despierto riéndome."0