Unas preciosas ilustraciones nos transmiten con su magnífico colorido y sus fabulosas perspectivas la riqueza de un paisaje marino en permanente transformación por el paso del día y los cambios de tiempo, y nos zambullen en una atmósfera que nos invita a reflexionar sobre la frase de Flaubert que encabeza el libro: «Para que una cosa sea interesante basta con observarla un buen rato».