Grandes avenidas, teatros, centros culturales, polideportivos, un hotel de lujo, invernaderos para el cultivo de verduras, el hospital más moderno y mejor equipado de la URSS, agonizan en mitad del hielo y el abandono, testigos de que la utopía comunista, tal vez, pudo haber sido posible.
«Desgraciadamente, en Suecia no tenemos a nadie que se parezca a Fløgstad. Es un recurso nacional noruego y sólo podemos lamentar que ellos sean los únicos en tenerlo».
Lars-Olof Franzén, crítico sueco