Argumento de Pueblo Lejano
"Pueblo lejano" es, junto al "Ocnos" de Luis Cernuda, uno de los raros ejemplos de la prosa del grupo del 27, y comparte con el libro de su paisano la capacidad de proyectar, desde un ámbito local, todas las cualidades de la gran literatura: evocación y lirismo, emoción ante el paso del tiempo, personajes y escenas profundamente humanos, humor y crítica ácida. La recreación de un pueblo del bajo Guadalquivir, que podría ubicarse en cualquier parte de nuestra geografía, sirve a Joaquín Romero Murube para retratar el paraíso perdido de la infancia, sus maravillas, miedos y descubrimientos atroces. El autor de Los Palacios y Villafranca dramatiza, en una clase de presentación, nudo y desenlace, las «cosas del pueblo», y erige una obra que, sin aparente ambición, crece conforme se desvelan las relaciones entre las figuras convocadas y entre el niño que observa y el mundo observado. Junto al uso magistral del fragmento poético para la descripción de los campos, las calles, las casas, el aire y la luz del pueblo, Romero Murube reproduce el habla de las gentes, sus personalidades, retratando a unos personajes ricos en matices, a veces esperpénticos, a veces atildados o ridículamente cómicos, otras de una profunda melancolía. La obra fue publicada por primera vez en 1954 y cuenta en la presente edición con un prólogo de Felipe Benítez Reyes, que traza una brillante semblanza del autor palaciego, situándolo en su circunstancia personal y en su contexto literario, y define de este modo la invitación de "Pueblo lejano": «Viaje sentimental, sí, y evocación ensimismada, esta gavilla de prosas rememorativas tiene la virtud del temple emocional, de un sentir bien mesurado, según es propio de lo bien sentido».0