El objetivo último de este texto ha sido el de dar un paso más en la comprensión y la reflexión en torno a la participación ciudadana, incorporando ahora una nueva dimensión en la misma, la de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Aunque la tecnología, como siempre, no sea más que un instrumento, la evolución tecnológica de nuestras sociedades ha transformado tantos aspectos de nuestra vida social, cultural, económica y política, que es impensable que no haga lo propio con los métodos y modelos de participación ciudadana.
Partir de dicho carácter instrumental de las tic nos conduce a una pregunta ulterior y evidentemente mucho más importante: ¿cuál es el objetivo u objetivos que nos planteamos satisfacer mediante el recurso a las tic en el ámbito de la participación ciudadana local? ¿Qué es lo que pretendemos conseguir y lo que las tic deberían ayudarnos o facilitarnos? Está claro que el empleo de tecnologías de la información y la comunicación puede ser muy útil para lograr una gran pluralidad de objetivos, desde la educación tecnológica de los propios ciudadanos hasta la eficiencia en la gestión de los procesos de participación. Pero no todos estos objetivos nos importan por igual en los mismos momentos.
Lo que nos ha preocupado o interesado desde un inicio es analizar de qué manera el empleo de tic por parte de los ayuntamientos y otras administraciones locales puede contribuir a mejorar los principios y valores que la propia red Kaleidos ha adoptado y desarrollado en sus anteriores trabajos: potenciar la participación ciudadana e incrementar su calidad como vehículo para mejorar la calidad de la propia gestión municipal y, en consecuencia, alcanzar una administración relacional y de proximidad a la ciudadanía.