La organización de eventos ha sido y es una de las estrategias de relaciones públicas más efectiva que una organización puede emprender. Desde los orígenes de la humanidad, los líderes se han servido de actos y celebraciones para configurar ámbitos específicos de poder en los que mostrar su identidad y legitimarse. Estos actos o eventos están conformados por ceremonias que los dotan de una estructura sistémica, y en algunas de ellas el protocolo funciona como gestor de los públicos del universo organizacional. El enfoque que damos en este texto a la organización de actos trasciende desde la perspectiva meramente profesional a la académica, puesto que nos permita analizar científicamente una actividad con tan considerable volumen de negocio desde la doble óptica del analista que estudia los mensajes emitidos a través de estos eventos, y del profesional que ha de organizarlos. Unos y otros son responsables de que estos mensajes se transmitan fielmente a través de la comunicación verbal y no verbal que tiene lugar en ellos.