En el curso de la misión, mientras algunos roces con los tripulantes revelan que bajo sus pies empieza a abrirse una brecha, Lars descubre una pequeña isla, situada en medio de un archipiélago y habitada por una joven solitaria, de maneras rudas, llamada Sara Fredrika. Sin dejarse seducir por lo que podría ser un espejismo, Lars regresa a Estocolmo una vez acabada su tarea. Sin embargo, roto ya el frágil equilibrio en que vive, e incapaz de olvidar su encuentro con Sara Fredrika, decidirá volver como sea a la isla.