El trabajo de Fernando García Correa discurre en el contexto de la pintura abstracta posminimalista. A través de elementos gráficos elementales, como la línea y el punto, desarrolla un complejo entramado de series en el que no se establece ni una secuencia temporal concreta, ya que han sido desarrolladas de manera alterna a lo largo de los años, ni un cierre o final para las mismas, dado que el autor sigue trabajando algunas de ellas.
Por medio de la seriación y la secuencia de estos elementos gráficos, se construye un entramado pictórico en el que la mano del artista aporta la distorsión a la pauta, la corrupción a la norma, generando así nuevas posibilidades de desarrollo.