Pese al tiempo transcurrido desde que sucedió, el proceso a Jesús de Nazaret mantiene su plena actualidad. El trágico final en la Cruz de un profeta judío en torno al año 30 d.C., contra toda apariencia, supuso un nuevo comienzo de la historia de la humanidad y el inicio de unas formas religiosas y culturales que llegan hasta nuestros días. En este libro se examinan desde una perspectiva de alta divulgación los acontecimientos políticos, religiosos y jurídicos en los que se materializó el rechazo de la sociedad de su tiempo a Jesús. Realizado por uno de los mayores expertos internacionales en esta temática, Ribas Alba nos ofrece las claves fundamentales por las que se procesó a Jesús, aludiendo a la situación política de la Palestina de los tiempos de Jesús, el roce obligado entre la radicalidad de la doctrina del Nazareno y las autoridades judías, representantes de un régimen teocrático. Además, el mensaje de Jesús tenía que terminar chocando también con la autoridad romana provincial, dado que la ideología imperial reservaba al propio emperador el monopolio universal de la mediación entre los hombres y los dioses. La filiación divina de Jesús suponía un socavamiento de la autoridad del emperador, también él hijo de un dios. // El autor defiende la legalidad de los trámites procesales del juicio, de acuerdo con lo que podemos saber de los criterios normativos aplicables en esta época. Sostiene igualmente la existencia de dos procesos interconectados, dado que el delito de blasfemia judío y el de lesa majestad romano tienen muchos puntos de contacto: en ambos casos se trata de delitos político-religiosos y no cabe hablar, por tanto, de un proceso religioso, el judío, y de otro político, el romano. Tanto la teología política judía como la romana no podían admitir el nacimiento de una doctrina que ponía en cuestión sus fundamentos más profundos y en ambas instancias lo religioso y lo político se mezclaban de una forma difícil de captar desde la mentalidad moderna. Respecto al proceso judío, da argumentos sobre la existencia de trámites procesales anteriores al momento de la detención el Getsemaní. Reivindica, en todo caso, que el final terreno de Jesús no fue el resultado de una reacción más o menos arbitraria camuflada con apariencias jurídicas, sino la existencia de un verdadero proceso según el derecho penal y procesal de la época. El estudio comparativo del proceso de Jesús y de otros procesos semejantes de la época ayuda además a perfilar también los rasgos claves del que podemos considerar el más relevante procesamiento de los que conoce la historia del derecho.