Las organizaciones y el mundo en general, están comenzando a re-conocer que la felicidad no se resumen en "hacer mucho para tener algo"; en este mundo globalizado las cosas parecieran estar mas accesibles para todos, desde un celular de última generación hasta un auto de lujo, sin embargo, la gente esta experimentando una satisfacción efímera haciéndolos sentir al final vulnerables, pues ahora su felicidad depende del "tener" objetos o posiciones sociales, por lo tanto, al pensar que la felicidad viene del reconocimiento de otros, las cosas que puedo poseer, el poder que puedo tener sobre otros o incluso del placer que puedo experimentar, por lo tanto la felicidad se vuelve frágil, pues ahora la felicidad esta "afuera" y no "adentro" de cada persona. Las empresas y las personas cada día necesitamos sentirnos más conectados con un sentido trascendente, con un estado de armonía interna, con una experiencia feliz que genuinamente nazca del interior y no solo dependa del afuera, sino que ahora, con un estado de consciencia más fortalecido, podamos construir una felicidad cercana a la vida ordinaria, una felicidad que escarpe a la idea utópica de que ser feliz no significa no tener problemas ni dificultades. Por lo tanto, la felicidad que nace del interior no niega los contratiempos de la vida ordinaria, sino que más bien los usa para poder convertir la dificultad ordinaria en una extraordinaria oportunidad para aprender a ser, para aprender a hacer y para aprender a tener.