Se perfilan aquí sobre todo dos tipos de principios. Primero, el principio de sostenibilidad, cuya interacción debe moderar el crecimiento económico, formulado en lo social como la ilusión del crecimiento infinito y del progreso ineluctable. Y, segundo, el principio de precaución, para que en el juego con su opuesto, el principio de libre comercio, vaya dibujando el ámbito del derecho ambiental contemporáneo con tintes de garantismo ecológico.