La ciencia prehistórica ha experimentado un notable auge en los últimos años al desprenderse de dogmatismos, variar sus intentos de conocimiento y abrirse a la multidisciplinariedad. Con este nuevo enfoque, la Península Ibérica ha visto aumentar notablemente su ámbito cronológico de estudio al descender la ocupación humana de la misma por debajo del millón de años. Paralelamente, la aparición de nuvos y espectaculares yacimientos arqueológicos, estudiados desde diversas y renovadas disciplinas, han enriquecido en cantidad y calidad las informaciones arqueológicas disponibles. Por estas razones, la Prehistoria del siglo XXI formula nuevas hipótesis para el mejor conocimiento de nuestros orígenes como europeos y para explicar la evolución biológica y cultural de las sociedades de cazadores recolectores de la Prehistoria Antigua (Paleolítico y Mesolítico).