La enigmática figura de Joaquín de Fiore ha suscitado escaso interés entre los historiadores de la exégesis y de la teología. Sin embargo, este monje, fundador de una orden religiosa y amigo de los papas, fue el iniciador de uno de los movimientos espirituales más amplios y significativos en la historia de la Iglesia. Su espera de una tercera edad, en la que el reino del Espíritu sucedería al reino de Cristo y la Iglesia institucional sería sustituida por una `nueva Iglesia` en la libertad de la contemplación, ha dejado tras de sí toda una estela de discípulos, siempre más o menos bastardos, a veces inconscientemente, de su ascendencia.
Esta larga posteridad espiritual del abad de Fiore constituye el objetivo de este libro. En él se siguen paso a paso los múltiples y desconcertantes avatares de un sueño milenarista que está en el origen de no pocas desviaciones del pensamiento occidental.