En este volumen se reproducen unos 400 grabados de la vasta producción de Posada recopilados por Paul O'Higgins, los que entonces se pudieron localizar y reunir.
Las imágenes de las alegres y a veces macabras hojas volantes del artista son parte de las miles que integran su obra, entre ellas las calaveras, los corridos o las ilustraciones de canciones y oraciones religiosas, que con su gran calidad plástica engrandecieron la tradición del grabado popular mexicano.
Además de las imágenes, el libro incluye una introducción de Frances Toor, legendaria editora de la revista Mexican Folkways, y un ensayo de Diego Rivera sobre el grabador.
Según Diego Rivera, la importancia de esta publicación consistía en no dejar que Posada cayera en el olvido. Es entonces una primera piedra de este monumento, porque es el primer documento permanente de la obra de José Guadalupe Posada. Sus ilustraciones, a pesar de apreciadas y todavía en uso en la época, circulaban desunidas de su nombre y faltaba un merecido reconocimiento.