¿Qué aporta por una gestalt viva? Lo que se deriva de su presencia en Esalen desde 1966, aprendiendo el oficio de Perls y Sikkim; y lo generado desde entonces mediante su indagar en la clínica y la formación de terapeutas.
De lo primero, su reivindicación de la figura del fundador, Fritz Perls. Propone una vuelta a Perls tal y como Lacan propuso volver la mirada a Freud. Le señala, en todo su genio y en toda su desnudez, como modelo cabal de quehacer gestáltico, en el sentido de ser alguien que actúa aquellos principios que defiende; alguien que, simultáneamente, vive, se hace responsable de sus tendencias neuróticas y practica el intento de vivir sanamente.
De lo segundo, nos ofrece ejercicios muy concretos de su "bolsa de medicinas"; conclusiones acerca de qué es lo que hace a la terapia ser terapia; una elaboración satisfactoria de la teoría; una comprensión mayor de las defensas, ligadas al concepto de "carácter"; transcripciones de sesiones que muestran el qué y el cómo del hacer psicoterapia.
Aborda además dos áreas casi inéditas: la transmisión, es decir, la formación que se necesita para devenir terapeuta gestáltico, y los hoy denostados asuntos del amor y la dimensión espiritual en la psicoterapia.
Es polémico: utiliza el ácido para lustrar la Terapia Gestalt de adherencias que podrían lastrarla; y es al mismo tiempo instructivo y ambicioso. Es un libro sin fronteras, nacido de la vocación de estar en la vanguardia, de no cesar en el proceso dialéctico de preguntarse para conocerse.