Con el telón de fondo de las luchas obreras en la Patagonia de la década de 1920, dos historias románticas (un tehuelche y una joven inmigrante galesa, el hermano de ésta y la hija de un autoritario estanciero) se entretejen preciosamente gracias a la extraordinaria potencia narrativa de la autora.
Corre el año 1920. La crisis ha hecho caer estrepitosamente el precio de la lana, al tiempo que los peones reclaman por sus derechos. Desde el gobierno central el presidente Yrigoyen intenta poner paños fríos a la explosiva situación, pero la información le llega distorsionada y miles de huelguistas terminan fusilados y arrastrados a fosas comunes.
Iorwerth Awstin, descendiente de los primeros colonos galeses, ha comprado un establecimiento ovino que se viene a pique. Allí conoce a Julia, la nieta del dueño anterior, una joven salvaje que lleva la orfandad tallada a fuego en su corazón y que anhela conocer el amor. Con un pasado oscuro, una enorme culpa sobre sus espaldas y una familia azotada por los infortunios, Iorwerth debe afrontar los hechos de violencia que se expanden por la región y, también, resistirse a la tormentosa atracción que siente por la muchacha. Y un día Julia encuentra un diario que desnuda una tremenda verdad que él se niega a revelarle.
Fiel a los hechos que rodearon a uno de los sucesos más luctuosos de la historia argentina, la autora vuelve a sorprender con una novela que combina la pasión más ardiente con la mejor literatura.