La expresión más característica de este desencanto son las inacabables proclamas de los últimos años del "discurso del fin": el fin de la historia, el fin de la ideología, el fin del Estado-nación, el fin de la autoridad, el fin de lo público, el fin de la propia política.
Por el contrario, el nuevo libro de Andrew Gamble se enfrenta al fatalismo implícito en esos discursos, y en muchos de los discursos clave de la modernidad. Expone una defensa de la política y de lo político; explica por qué no podemos prescindir de la política y analiza la compleja relación entre ésta y el destino, y la constante
y necesaria tensión entre ambos.