En la sociedad posindustrial, tras la caída del welfarismo penal en la década de 1970, se ha impuesto un nuevo modelo de control del delito que obedece a los profundos cambios sociales experimentados en la modernidad tardía. Paralelamente, han mutado también las características de la criminalidad, cuyo paradigma pasa a ser el delito organizado transnacional. Para hacer frente a la criminalidad de la globalización, se ha alumbrado la política criminal de la globalización, a cuya descripción se dedica esta obra, que incide especialmente en el análisis de la adoptada en tres concretos ámbitos: el tráfico de drogas, la trata de seres humanos y la prostitución.