López de Ayala estuvo al servicio de los monarcas Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III. Siendo cronista de éstos. Tuvo una vida agitada, participó en numerosas contiendas y fue apresado en las revueltas de la Aljubarrota a manos de los portugueses. En su rescate, que costó treinta mil doblas, intervinieron su esposa, doña Leonor de Guzmán, el maestre de Calatrava y los reyes, no sólo de Castilla, sino también de Francia, pues había embajador en ese país.