Su primer libro de poemas es Las montañas del oro, de 1897, con versos medidos y libres, y prosa poética, en plena eclosión del modernismo. Más tarde publicó Los crepúsculos del jardín (1905) y Lunario sentimental (1909), todos influidos por Rubén Darío. Odas seculares (1910), supuso un cambio en su estilo, que exalta las riquezas argentinas inspirado en Virgilio. Su poesía se vuelve intimista y cotidiana en El libro fiel (1912), El libro de los paisajes (1917) y Las horas doradas (1922). Los Poemas solariegos (1927) y el póstumo Romances del Río Seco tienen un estilo más narrativo.