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Poemas de Provincia.

Autor:González-Blanco, Andrés;
Categoría:Poesía
ISBN: 9788481518801
Editorial Comares nos ofrece Poemas de Provincia. en español, disponible en nuestra tienda desde el 01 de Junio del 1999. Disfruta del placer de la lectura con esta obra, y culturizate al mismo tiempo que te diviertes. Este libro cuenta con un total de 320 páginas , unas dimensiones de 21x13 cm (1ª ed., 1ª imp.).
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Argumento de Poemas de Provincia.

POEMAS DE PROVINCIA

A una provinciana

I En la arcaica plazuela de Recoletas

II Nunca me amaneciera día más bello

III ¡Oh inolvidables años de adolescencia!

IV Minarete del árabe campanario

V Otra tarde pasamos. Todo callado

VI Aquella tarde te seguí. ¿Recuerdas?

VII Los enamorados

VIII Al caer de una tarde cálida de verano

IX El laberinto de callejas lleva

X ¡Y pensar que en las tardes de verano!

XI Por la vieja avenida del Cabildo

XII Fue en una tarde tibia y despejada

XIII Iremos por paseos retirados

XIV Las nueve daban en las Monjas Carmelitas

XV Temías mi tristeza, temías el contagio

XVI Viaje de novios: música romántica selecta

XVII Una luz en el cuarto del Jefe de estación

XVIII Y como tú te fuiste con las Monjas Bernardas

XIX Porque yo ya no puedo vivir sin tus ojeras

XX Mas acabó todo eso. De tanto inenarrable

XXI El tren ya no se escucha. El acordeón llora

XXII ¡Emoción siempre joven y, no obstante, tan

vieja!

XXIII Los toques de campanas tan tristes y tan

lentos

XXIV En el cuartel tocaban a retreta

XXV En la guitarra destrenzada y rota

XXVI Tortuosa calle, llena de inmundicias

XXVII En las tardes de fiesta, estando en el paseo

XXVIII Yo no sé qué tenía la estación provincial

XXIX Pianos lastimeros de provincia

XXX Será en una mañana de domingo

XXXI Música de paseos provinciales

XXXII La lluvia, que desgrana su rosario

XXXIII Te conocí en el baile del Casino

XXXIV Piano que, en la noche de verano

XXXV Tarde de procesión, tarde serena

XXXVI Este aire suave y triste del piano

XXXVII En una habitación de un quinto piso

XXXVIII Éramos novios desde los días de la feria

XXXIX ¡Cuántas veces el lánguido cuarteto!

XL Sonaba en el café una música triste

XLI Cuando yo me haya ido de aquella población

XLII Pasajera y fugaz como una nube

XLIII Me acuerdo de una dulce tarde de romería

XLIV Sobre la humilde tapia blanquecina

XLV Tu voz tiene el encanto de aquellas voces

XLVI Acuérdate, alma mía, de la esbelta Asunción

XLVII Recuerdo las mañanas dulces de primavera

XLVIII La austera y melancólica ciudad en que

he vivido

XLIX Yo estaba enamorado del sol del Mediodía

L Yo he pasado en mi vida unos días felices

LI Provinciana, no ignoro por qué te hallas tan

triste

LII Si tú tuvieses sueños, ¿dónde te llevaría

LIII Cuando esté agónico y desfallecido

LIV Ojos azules, de mirar sereno

LV Al compás de esa orquesta de ciegos ambu-

lantes

LVI Aún no se me ha agotado el manantial del

llanto

LVII Tenías ojos negros. Eras linda y morena

LVIII Cielo azul. Sol refulgente. Domingo de

Carnaval

LIX Mercedes tiene veinte años: es alta, guapa

y trigueña

LX Mi fantasía loca de poeta

LXI De todos los recuerdos que mi alma triste

hospeda

LXII En los remotos arrabales

LXIII Calles desempedradas de provincia

LXIV Calle de las Angustias

LXV Campanario mozárabe, esbelto campanario

LXVI Novenas de provincia

LXVII En un teatro de provincia

LXVIII Campanas provinciales, matutinas

LXIX Vidas muertas detrás de un balcón provincial

LXX ¿Recuerdas el paseo donde te conocí

LXXI Café de provincia donde había una orquesta

LXXII En mis días de esplín pienso en Adela

LXXIII ¡Oh, quién volviera a ver aquella plazoleta

LXXIV Recuerdo un amanecer sombrío de primavera

LXXV Otro recuerdo de aquel dulce tiempo pro-

vincial

LXXVI Paseando una tarde por los arcos

LXXVII La provincia me impregna de su romanticismo

LXXVIII Estación de provincia donde mueren los trenes

LXXIX La costanilla de las Trinitarias

LXXX Fue una tarde de cielo despejado y de sol

LXXXI Silencio, paz y sol. Las calles provincianas

LXXXII Ciudad, severa y triste ciudad del Septentrión

LXXXIII Canción de la inocente

LXXXIV Tardes de lluvia; tardes detrás de mi balcón

LXXV Muchachita simpática, gitanilla y morena

LXXXVI Calle de vieja población de España

LXXXVII Tardes en la terraza del Casino

LXXXVIII Pianos de provincia detrás de los balcones

LXXXIX ¡Tardes de procesiones provinciales

XC Las frases tienen cierta cadencia provinciana

XCI Procesión del Rosario

XCII Música de un regimiento

XCIII Ilusión de los valses

XCIV Tocabas en las bellas veladas del Casino

XCV Te conocí en el triste Casino provinciano

XCVI ¡Procesión de provincia por la Semana Santa!

XCVII Jardincillo de evónimus

XCVIII Señor, ¿para qué quiero en este mundo

XCIX Yo no envidio las riquezas ni las púrpuras

ducales

C Mantilla de madroños en la regia cabeza

CI Me acuerdo de una tarde que encantó mi

existencia

CII En una arcaica y noble población de Castilla

CIII Novia de la provincia, que eras ardiente

y bella

CIV Piano provincial detrás de su balcón

CV Vivías en aquella población retirada

CVI Ante el reloj de la vetusta torre

CVII No sé qué sensación tan intensa y vital

CVIII Hay una remembranza que me quita la vida

CIX Las noches de iluminación

CX Cae la lluvia en salmodia lenta de canto llano

CXI Hoy es día de fiesta; y estoy en un café

CXII Una noche festiva de verbena

CXIII En la pequeña plaza de una vieja ciudad

CXIV A la playa, mi reina, nos iremos

CXV Una cosa en mi vida hay que nunca yo olvido

CXVI Violinistas, artistas del cuarteto

CXVII Ciertas plazuelas tienen bancos confidenciales

CXVIII Yo quisiera decir en versos inexpresos

CXIX Tardes sosas y estériles, lentas tardes de fiesta

CXX En un lluvioso pueblo del litoral

CXXI Acuérdate, alma mía

CXXII María Paz, la niña que tanto adoré yo

CXXIII Humilde flor de aciano, que crecías

CXXIV Aquel atardecer de mayo lento

CXXV Me conmovía aquel retrato tuyo

CXXVI Me llevaré un recuerdo sagrado de mi vida

CXXVII En un paseo, en un paseo provincial

CXXVIII Yo he ido a buscar sueños a las ciudades viejas

ITINERARIO POéTICO

I Viaje, viaje, divino viaje

II Ciudades que hemos visto al pasar en un tren

III Bajo el índigo de un cielo límpido

IV ¿No os despertasteis acaso una invernal ma-

drugada

V Las estaciones muestran todas las dulces

glorias

VI ¿No os apeásteis quizás en un pardo poblachón

VII ¡Víctima siempre fui de lo imprevisto!

VIII ¡Voces perturbadoras, las incógnitas voces

IX Mujeres que un día vimos pasar en un tren

exprés

X Los raíles son dos líneas paralelas

XI Yo he dejado mi alma prendida en los raíles

XII Niña de dieciocho años, que en una diligencia

XIII En todos los encantos de la vida

XIV Llegamos una tarde de verano

XV La gran locomotora resoplaba

XVI ¡Desconocida ideal, ideal desconocida!

XVII Mujeres que vi pasar con frufrú de claros trajes

XVIII Lo pasajero me emociona tanto

XIX ¡Oh, si yo alguna vez hubiera conseguido

XX ¡Ilusión de mi espíritu cansado!

XXI En mi vida hay momentos de suprema emoción

XXII Fugas y pizzicati de un piano burgués

XXIII Un canto en el silencio de la tarde vacila

XXIV La caverna del túnel negro se terminaba

XXV Las mujeres ideales que yo ansío e idolatro

TARDES EN UN CONVENTO

I ¡Locuras son las que mi mente sueña!

II Entraste en el convento de las Reparadoras

III En el convento de las Monjas Trinitarias

IV ¿Te acuerdas, alma mía

V En cierto antiguo coro conventual

VI Acaso entre las vegas granadinas

VII Sor Rosa del Sagrado Sacramento

VIII A maitines tocaba la campana

IX Órgano del convento de las Monjas Clarisas

X Una mañana de un día festivo

XI Inolvidable noche de verbena

XII ¡Oh, las monjas del convento olvidado

y provincial

XIII Piano que yo oí en un día de verano

XIV En el dulce convento de las Monjas Jerónimas

XV Es la hora en que muere en nuestra alma

el pecado

XVI Un motete del órgano cascado

POEMAS ECLESIáSTICOS

A un eclesiástico poeta

I Una fría mañana de invierno te ordenaron

II Tus manos revistieron la palidez del lirio

III Mas todo en un momento tú lo sacrificaste

IV ¡Hermosos quince años! La edad en que se sueña

V Con entusiasmo joven leyendo las Doloras

VI Hiciste bien, poeta: con tu mirar contrito

VII Alguna vez, pasando por una plazoleta

VIII Tal vez un día seas nombrado Magistral

poemas eclesiásticos

I Domingo; un apacible crepúsculo estival

II ¡Oh música de iglesia! ¡Cómo me haces sentir

III En algún morado domingo de Adviento

IV Es una tarde breve y pluviosa de enero

V En la Plaza de las Comendadoras

VI Me acuerdo de una tarce de fiesta parroquial

VII En la calle Canóniga, en la esquina

VIII Algunas dominicas tienen un aire noble

IX Colegialas que íbais con las bandas azules

X A veces, en mis largos paseos, me retiro

XI Indiferentes pasan todos ante su puerta

XII A las veces, en mi camino

XIII En los días solemnes de gran pontifical

XIV De remotos paseos solitarios

XV Aquel cura triste

XVI En el viejo Palacio del Obispo

XVII Los registros de ciertos órganos adosados

XVIII ¿No era, verdad, hermoso y melancólico

XIX Un recuerdo me viene del viejo Seminario

XX Un horologio músico que hay en la sacristía

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