Argumento de Poemas Al Lado de la Naturaleza
De una sencillez aparente, los poemas de Maurice Carême dejan el buen sabor del pan verdadero, de un mundo rural donde los ríos, los bosques, los sembrados, se acompañan del eco de voces, de risas y labores compartidas. Con su mochila al hombro, luciera o no el sol, el poeta salía cada día al campo a escribir. Le gustaba llamar por su nombre a las plantas, a las aves, y con entera libertad sembrar palabras para contribuir a un mundo «generoso, donde cada uno extraería alegría para los demás». Embebido y admirado de la belleza, la inspiración le hacía detenerse y escribir en medio del paisaje, y allí, o luego en casa, todavía emocionado, apartar lo superfluo y quedarse en la sencillez.1