Ésta es la pregunta que este libro pone sobre la mesa y aspira a contestar. Lo que ha surgido es una política de las fronteras aún incomprendida, una mezcla de fronteras dinámicas --desaparecidas, viejas, nuevas-- que ya no puede entenderse nacionalmente sino transnacionalmente, en el marco de referencia de una política interior mundial. Precisamente la invocación de las antiguas seguridades --la lucha contra la criminalidad, la expulsión de extranjeros asilados-- obliga a las policías nacionales y fronterizas a renunciar a su monopolio de la violencia, con el fin de recobrar la seguridad y la soberanía nacionales.