Un siglo después de su publicación, «Platero y yo» sigue siendo, con su estructura fragmentaria y a la vez articulada, un ejemplo de sensibilidad ante la belleza, un libro profundamente ecologista «avant la lettre», así como un instrumento de toma de conciencia del dolor, la enfermedad y la muerte, y de acercamiento a las criaturas más débiles y marginadas de nuestra sociedad. Igualmente, una obra de crítica social y de rechazo de la hipocresía. Todo un ideario de estética y ética estética, que debe guiar nuestra reflexión y nuestra sensibilidad en tiempos de confusión y de profunda crisis.