Cada uno de los ensayos que conforman el volumen, que abarcan un período de quince años, trata de un modo u otro la necesidad de hacer frente al descubrimiento de que las leyes de la naturaleza son impersonales, sin indicio alguno de un estatus especial para los seres humanos. Al defender el espíritu de la ciencia frente a sus adversarios culturales, estos textos expresan un punto de vista reduccionista, realista y completamente secular. En conjunto, permiten a todo tipo de lectores el placer único de experimentar la brillantez del sentido común, la lucidez y los conocimientos de una de las mentes científicas más interesantes y convincentes de nuestra época.
En una reseña del New York Times, James Glanz comentó: «Steven Weinberg es quizá el defensor de mayor autoridad mundial respecto a la idea de que la física está avanzando con rapidez hacia una teoría final, una explicación completa de las partículas y fuerzas de la naturaleza que perdurará para siempre como base de toda ciencia. Es también un hábil prosista capaz de ilustrar a la vez que provoca controversias. Weinberg recibió recientemente el Premio Lewis Thomas, concedido al investigador que mejor encarna al científico como poeta.»