Aventura, audacia, codicia, tierras ignotas, crueldad... Buena parte de lo que sabemos de los corsarios tiene en esta apasionante crónica su fuente original. Su autor la escribió tras haber formado parte durante más de un lustro, como cirujano, de tres de las flotas corsarias más temibles del siglo XVII. El libro atesora un inmenso interés, tanto novelesco como histórico y antropológico. Del prólogo a la edición francesa de Trévoux extraemos el siguiente párrafo:
"El autor expresa tan vivamente sobre todo lo que se presenta, que cree uno viajar con él, ya entierra firme, ya en el mar; se imagina uno estar en el mismo barco que él; se ven todas las islas de que habla, todos los escollos que evita, se teme encallar en aquellos que no evita. Piensa uno ser espectador de los combates que se dan, de las presas que se hacen. Se tema con la tripulación si sobreviene alguna tempestad, porque él representa perfectamente todos los peligros que la acompañan. Si ocurre algún otro incidente, se teme, se espera en la expectación del suceso: tanto sabe él pintar al natural hasta las menores circunstancias, e interesar a su lector".