Si hubiera crecido, la habrían tachado de disfuncional, pero eso la trae sin cuidado. Por ahora, podemos llamarla anarcoinfantil. Y es que mientras que su padre recorre mundo, ella vive sola, o, mejor dicho, vive con un caballo, un mono y ningún adulto a la vista, cosa que le otorga muchísima libertad. ¡Ni siquiera tiene que ir al colegio! Imaginativa (que nunca demasiado mentirosa), valiente (que no lianta, incivil o temeraria), incorruptible y leal, pero no siempre ecuánime, por fortuna Pippi es más fuerte que cualquier policía o bandido del mundo. Siempre hay gente mala rondando por ahí, pero Pippi, a sus nueve años, va sobreviviéndolos a todos.