Argumento de Pintura Anémica, Cuerpo Suculento
Desde las figuras de Piero della Francesca o Vermeer de Delft, esas presencias incorpóreas, casi fluidas, hasta la atención actual a los cuerpos, el dolor físico y la carne cadaverizada, el agusanamiento o la podredumbre -¿anticipo para una experiencia de lo informe?-, pasando por las magulladuras y las heridas, la sangre o el semen, la orina, el vómito o los excrementos, este libro revisa una actividad estética que después de privilegiar la pureza formal de las cosas con el lógico menoscabo de su principio físico más consistente, sufre una larga alteración ideológica cuya radicalización final lo sitúa en un paraje de incertidumbres donde los signos son suplantados por las cosas, la imagen de los cuerpos por los propios cuerpos, o la referencia a la materia por la materia misma.1