Si algo podemos decir de esta novela sin temor a equivocarnos es que es una historia sin complejos, fuera de los esquemas que encorsetan muchas historias. Miguel Casañas da más valor a la narración que a sus andamiajes, más valor a la libertad de la literatura que al envoltorio y mucho más valor al crecimiento de su personaje que al crecimiento de lo mediocre, de aquello que siempre se espera y no sorprende. Su acierto es el riesgo de la verdad. Un personaje descolocado y malherido por la vida que se enfrenta a un mundo desconocido. Esa vida que nos obligan a vivir. Por eso Píndaro decide detenerse y estudiar al hombre. No conoce los riesgos, pero le da igual, es hora de vivir y encontrar la piedra Rosetta del ser humano. Una novela que no dejará a nadie indiferente.