La Pícara Justina, editada por primera vez en 1605, ha estado siempre envuelta en polémicas en torno a su verdadero autor y de ella dijo el Maestro Bataillon que es uno «de los libros más difíciles del Siglo de Oro y una creación fuera de serie en el sector llamado de la novela picaresca».
Entretenida y celebrada, narra las aventuras de una joven villana de origen judío llamada Justina, contadas por ella misma, a quien, después de contraer un matrimonio supuestamente feliz, le sigue la viudedad, que no es más que el preludio de otras dos nuevas nupcias cuya narración se anuncia para un segundo tomo. Una novela genuina, por su lengua inimitable de estilo barroco, por constituir el prototipo original de la denominada picaresca femenina y por su marcado contenido festivo, narrada por una heroína que nos deleita con su prosa a la vez sencilla y conceptista, sus aventuras endemoniadas y sus satíricas y burlonas ocurrencias que no dejan bachiller, licenciado o pretendiente con cabeza, y nos muestra que el género picaresco sigue muy vivo entre nosotros, pues aun hoy en cualquier esquina se esconde una Justina y, tras de cualquier libro, una novela picaresca.