Intervención en la presentación del libro ?Periodismo y Crimen. El caso Venezuela. 11-04-02?. Cádiz, (España). 21-23 Abril 2004
El 11 de abril del años 2002, quienes hacemos el periódico Rebelión nos sentimos terriblemente solos aquí en España, sólo rodeados de mentira.
No salíamos de nuestro estupor cuando veíamos a todas las baterías mediáticas aplaudiendo al unísono lo que era sin ninguna duda un golpe de Estado. Mientras, nos estamos llegando correos electrónicos estremecedores diciendo que estaban persiguiendo a los seguidores de Chávez, que había comenzado una auténtica caza de hombres y mujeres, sobretodo en los barrios de clase media-alta donde los chavistas eran minoría. Escenas de ministros engrilletados u hordas intentando cortar el suministros de agua y electricidad a una embajada no despertaban la mínima reacción en ningún medio ni gobierno.
Como de todos es sabido, los venezolanos reaccionaron y reinstauraron su democracia en 47 horas, las horas en que Pedro Carmona estuvo en el poder. Una anécdota es que existe un libro en Venezuela sobre ese periodo, se titula ?47 horas es demasiado tiempo?. La impunidad con que actuaron tanto golpistas económicos y sociales como mediáticos al creer que su crimen se había consumado sin castigo, nos ofreció escenas y situaciones excepcionales e inauditas. Fue algo así como si mientras un grupo de ladrones estuviesen robando ocultos por la noche a las dos de la mañana en la Puerta del Sol y, de repente, se hicieran las doce de la mañana y su delito quedase expuesto a todos los viandantes que en esa hora atraviesan la plaza.
Alguien más inteligente que quienes habíamos ido recogiendo buenos textos en Rebelión sobre el caso, decidió que se debía sacar un libro recopilatorio. Fueron Luis Alegre y Carlos Fernández Liria con el apoyo de la editora Eva Forest. Sería un libro humilde y modesto en el formato, como todos los de esa editorial, una máquina de fabricar joyas en envases modestos. Sugerimos unos textos, contactamos con los autores para recabar sus permisos y se tomó el título del capítulo de Carlos, un título elocuente en tres palabras: Periodismo y Crimen. Nobles y brillantes firmas de Venezuela, de España, de Suecia, de Argentina y de Francia buscaron las pruebas y señalaron a los delincuentes en menos de quince días. Ese humilde y noble proyecto editorial permitiría que la verdad que sólo estaba en internet se hiciera tangible en papel. Era un libro sencillo pero que contenía un gran tesoro, contenía la verdad, la verdad que los medios ocultaban al mundo.
Yo reconozco que no le veía entonces mucho futuro al libro. Pensaba que lo sucedido en Venezuela, con ser grave, iba a poder ser ocultado con un tupido velo por quienes seguro deseaban a toda costa que no se airearan su vergonzoso papel. El tiempo ha demostrado que yo estaba absolutamente equivocado porque, además, según he podido ver, aquella gesta del pueblo venezolano se ha incorporado a la memoria de ese país como uno de los capítulos más bellos de su historia. Pero también a la historia de los medios de comunicación como uno de los más infames. Y ?Periodismo y Crimen? se ha convertido así en un documento excepcional sobre el papel criminal de esos medios, una especie de relato de hecho probados, utilizando la terminología judicial, la que corresponde al papel de los medios aquel mes de abril en Venezuela.
En el mercado editorial, la vida habitual de un libro es de apenas tres meses. Han pasado más de dos años y ?Periodismo y crimen? se siguen agotando las ediciones, sigue estando en las librerías, pero también en las sedes de las organizaciones sociales, en las mesas de los activistas en las fiestas de solidaridad. No cesan de pedírmelo cada vez que voy a Venezuela. Frente a este libro, existe el caso opuesto, hace un par de meses se presentó en la Casa de América otra obra ?Cisneros, un empresario global?, un autopanegírico de uno de los cerebros ?por utilizar algún término- de aquel golpe. Con todo el boato y la disposición de recursos e instalaciones públicas, como la Casa de América, ese libro se ha ido publicitando, presentado y situando en las mejores estanterías de los grandes centros comerciales. Pero por mucho dinero que se inyecte a su campaña de publicidad, le queda un mes de vigencia. Dentro de dos años, a diferencia de ?Periodismo y Crimen?, ?Cisneros, un empresario global? se estará pudriendo en los almacenes. Es impensable la existencia de varias personas escuchando una nueva presentación. Y es que la verdad, a diferencia de la apología del crimen, no caduca.