de la ironía y de la sátira, de la bufonada mordaz y corrosiva, y del equívoco.
En 52 breves fragmentos, que se sitúan a todo lo largo del Camino de Santiago, el autor nos lleva de la mano de su demencial personaje para señalarnos, con un estilo no exento de humor, las incongruencias y los sinsentidos en los que fundamentamos nuestra existencia, y que sólo un loco, alguien que ha roto con los convencionalismos y las normas del «sentido común», puede resaltarnos y hacernos ver.
El peregrino loco es un libro que le entretendrá y le hará pensar, que le seducirá y le hará reír, para terminar al fin tomándole cariño a su peculiar protagonista, personaje solitario, sabio e incomprendido. Ésa será la señal de que la locura divina ha comenzado a hacer mella en su alma pues, como dicen los sufíes, la sabiduría de Dios es locura para los hombres.