Hijo de una ruandesa tutsi y un empresario francés instalado en Burundi, Gaby tiene diez años y se pasa el día con su panda de amigos en las calles de Buyumbura, un escenario propicio a todo tipo de aventuras: robar mangos en los jardines del barrio, fumar a escondidas, descubrir la pasión por los libros en la casa de una extravagante vecina y bañarse en el río al atardecer. Un paraíso que empieza a resquebrajarse con la separación de sus padres y luego se rompe en mil pedazos con la irrupción de la guerra, que provoca una marea incontenible de odio y violencia que lo impregna todo y obliga a Gabriel y su hermana a marcharse a Francia.
Dos décadas después, aquel niño convertido en hombre regresa a su pequeño país y rememora los tiempos felices: el perfume de los árboles frutales y las plantas aromáticas, los paseos vespertinos entre los setos de buganvillas, las noches en vela tras un mosquitero agujereado, las termitas los días de tormenta, las reuniones secretas en la furgoneta abandonada.
Una existencia sencilla, apacible, banal, cuyo recuerdo impulsa a Gabriel a dejar constancia de que aquel mundo existió, que fue una realidad hasta que los hombres y mujeres que lo habitaban se vieron obligados a tomar partido y aniquilarse mutuamente o a exiliarse en otras latitudes.
El tono intimista y lírico a la vez denota la experiencia como letrista y compositor de Gaël Faye, que con esta espléndida novela nos transporta al corazón del continente africano para contarnos lo que sucede cuando la Historia se introduce en nuestras vidas para cambiarlas de forma irreparable.