Está en riesgo la ética de los profesionales de la ayuda psico-social, pues los miedos sociales actuales y las reacciones defensivas que provocan, influyen sutilmente en el sentido que dan a su función social.
Más que una crítica que, a primera vista, pudiera parecer que descalifica las buenas voluntades y el importante trabajo social realizado cotidianamente por los asistentes psicosociales, este libelo pretende, mediante las herramientas de la ironía y un humor en ocasiones mordaz, resquebrajar el saber. Saber que prescribe lo que otros deben hacer. El principio de la precaución llevado al absurdo, la confabulación de los benefactores, esta nueva concepción del mundo y otros conceptos establecen este nuevo sentido de lo políticamente correcto según el cual el individuo es el único responsable de sus miserias, de sus negligencias, de su estado de toxicomanía, de ser un desempleado, un clandestino, etc.