¿Por qué los humanos son tan ingratos? Ingratos hacia el Creador, ingratos hacia toda la naturaleza, ingratos entre sí...
Sólo recuerdan de su existencia diaria lo que les falta o les ha disgustado y entonces no ven que haya razón alguna para dar las gracias. Y sin embargo, es al contrario, hay mucho que agradecer. El discípulo que quiere avanzar por el camino de la evolución debe aprender el agradecimiento, porque gracias a él un día obtendrá la llave de la transformación de la materia.
Tratad de comprender bien esto: si sabéis dar las gracias, la naturaleza de los elementos que entran en la composición de vuestra materia será diferente, más sensible, más sutil, más resistente, y sentiréis que vuestros órganos psíquicos e incluso físicos realizan un mejor trabajo.
Omraam Mikhaël Aïvanhov